Romina Álvez es egresada de Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República. Realizó los cuatro años de la carrera con el apoyo de la beca del Fondo de Solidaridad y obtuvo la mejor escolaridad de su generación. La joven científica nos recibió en el laboratorio donde trabaja. Con ella conversamos sobre la importancia de esta ayuda económica para sus estudios y sobre su sueño de estudiar un doctorado en el exterior.
Romina vive en una casa del barrio La Comercial de Montevideo junto a sus tres hermanos y su mamá. Sus padres se separaron hace muchos años, pero siempre le inculcaron la importancia de estudiar y formarse. “Los dos me inculcaron la importancia del estudio, querían que realizara una carrera universitaria; algo que ninguno había podido hacer. La beca tuvo un rol fundamental en mi vida para cumplir ese objetivo”.
La joven es la primera universitaria de la familia y al mismo tiempo una inspiración para los demás. Después que comenzó la facultad su mamá decidió ingresar al IPA para estudiar Biología, prepararon algunas materias y se ayudaron a estudiar. Hoy la madre se encuentra cursando segundo año y trabajando como auxiliar de servicio para mantener a la familia.
Romina ingresó a la Facultad de Ciencias en 2013. Estudió Bioquímica con la ayuda de la beca del Fondo de Solidaridad durante cuatro años consecutivos; prácticamente toda la carrera. Egresó en julio de 2017 con la mejor escolaridad de su generación.
Con el apoyo económico del Fondo pudo pagar los boletos, la comida y los materiales de estudio. La beca le permitió dedicarse de lleno a la carrera, ir a todos los cursos y rendir los exámenes en tiempo y forma. De los años que estudió en la universidad recuerda la calidez humana y la cercanía de los profesores.
La joven realizó una pasantía y la tesina de grado en el laboratorio de la Cátedra de Inmunología de la Facultad de Ciencias y Química de la Udelar. Luego se fascinó con la academia, se quedó a trabajar y realizó una maestría. Ahora está preparando su tesis sobre kits de diagnósticos, con los cuales busca desarrollar una plataforma que elija los anticuerpos con mayor performance para utilizaren el diagnóstico de enfermedades.
En el laboratorio se dedica a la biotecnología. Le encanta la ciencia por la diversidad de áreas que incluye y por el aporte que hace a la humanidad. Lo que más le llena de su carrera es la medicina humana. “Me gusta que mi trabajo sea un granito de arena para mejorar esta sociedad. Elijo la academia, la investigación, porque todos los días es un aprendizaje y un desafío”, dice.
Desde el inmenso laboratorio, con una bella vista al Parque Batlle, la joven científica nos cuenta sus proyectos. En un futuro próximo sueña con hacer un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts de Estados Unidos o una pasantía en otro país del exterior. Para ello buscará nuevas becas y apoyos para seguir su formación y de esa forma continuar la investigación en el campo de la medicina humana y el medio ambiente.
En cinco años Romina deberá comenzar a contribuir al Fondo. La joven piensa que vale la pena porque ayuda a personas que realmente lo necesitan. “Gracias al aporte de los egresados muchos jóvenes podemos estudiar lo que queremos”, destaca.